Comentarios
Ordenar por mejores comentariosEso mismo iba a decir yo. Te toca comprobar en cuánto peso se te queda el fruto seco sin la cáscara y comparar si realmente es más barato que esa misma cantidad ya pelada.
#1 #1 tecnecio dijo: Hijo mío, lo siento pero voy a pincharte la burbujita, venga ..... Al comprarlas con cáscara, aunque el precio sea algo menor, también estás pagando por una cáscara que NO te vas a comer. Si las utilizas como biomasa para la chimenea, igual sí que es un ahorro, pero si no, estás haciendo el capullo porque, además, te toca tomarte la molestia de pelarlas para comértelas.Es algo parecido a lo que hacía una antigua vecina mía, que compraba la fruta "tocada" más barata aunque luego en casa tuviese que cortar y tirar parte de la fruta, sin pararse a pensar en cuánto le salía realmente la parte de fruta que estaba buena y en el peso de fruta en mal estado que había tenido que cargar. Y si alguien me dice que es mejor eso que tirar la fruta, le diré que el vendedor de fruta podría aprovechar esa fruta que no se puede aprovechar al 100% para hacer algún tipo de mermelada, o compota, o cosas similares con la parte de fruta que sí es comestible.
Después de la recolección, repelamos la almendra, quitándole la hoja y la piel blanda exterior, quedando tan sólo la cáscara de la almendra, un envoltorio natural que protege el gallo y permite que de esta manera se conserve en condiciones óptimas. La cáscara de la almendra es una especie de cápsula hermética que impide la oxigenación del gallo, lo que protege el fruto frente al enrancia miento. La cáscara es una garantía para la conservación del fruto seco. Ahorrador inteligente!!!
¡Registra tu cuenta ahora!
29 mar 2014, 23:14
Hijo mío, lo siento pero voy a pincharte la burbujita, venga ..... Al comprarlas con cáscara, aunque el precio sea algo menor, también estás pagando por una cáscara que NO te vas a comer. Si las utilizas como biomasa para la chimenea, igual sí que es un ahorro, pero si no, estás haciendo el capullo porque, además, te toca tomarte la molestia de pelarlas para comértelas.